Una familia para cada niño/a
Familias colaboradoras para fines de semana y vacaciones
- ¿Quienes somos?
- ¿Quienes pueden serlo?
- ¿Cuáles son nuestros objetivos?
- ¿Cuál es el proceso?
ACCAM es la Asociación Andaluza de Centros Católicos de Ayuda al Menor, nacida en 1999 con el fin de aunar fuerzas, criterios y recursos entre aquellas entidades que atienden a Menores en situación de desamparo y/o riesgo social en Andalucía.
Con el programa “Una Familia para cada Niño/a”, pretendemos que todo menor perteneciente a Centros de Protección pueda vivir la experiencia de disfrutar y compartir de un tiempo con una familia colaboradora durante fines de semana y/o períodos no lectivos o vacacionales.
Esta labor es fundamental teniendo en cuenta la importancia que tiene para el desarrollo integral del o la menor tener modelos familiares de referencia positivos que complementen la labor llevada a cabo desde el acogimiento residencial.
Personas mayores de 25 años.
Que no tengan suspendida o no hayan sido privadas de la patria potestad por sentencia judicial firme.
Que dispongan de capacidades y habilidades adecuadas para hacer frente a las necesidades que pueda presentar el o la menor durante el transcurso de los períodos en que se conviva con el mismo.
Que la situación a nivel personal, familiar y laboral sea compatible con la participación en el programa.
Sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de que cada menor cuente con la posibilidad de compartir tiempo con una familia colaboradora.
Apoyar a las familias o personas que quieran acoger temporalmente a un/a menor en su hogar, ofreciéndoles pautas específicas y orientaciones concretas para el buen desarrollo de la experiencia.
Acompañar a menores y profesionales de Centros de Protección en el proceso que llevará a los/las menores a compartir la vida con los núcleos familiares colaboradores.
Posibilitar el establecimiento de vínculos emocionales sanos con las personas integrantes de la familia.
Permitir conocer el funcionamiento de una dinámica familiar alternativa a la de su familia de origen, adquiriendo habilidades, capacidades, actitudes y aptitudes para desenvolverse en la vida diaria.
Ampliar su red de apoyo social, tan necesaria durante este periodo y decisiva cuando llegan a la mayoría de edad y abandonan el CPM.
Poder realizar actividades alternativas a las del CPM y ver entornos diferentes.
Una vez informadas, las personas interesadas deben rellenar la solicitud de ofrecimiento y entregarla en la Delegación Territorial de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta de Andalucía o mediante ACCAM. La solicitud puede ser genérica o para un/a menor en concreto.
Los y las profesionales del Servicio de Protección de Menores son los responsables de realizar una primera entrevista para conocer a la familia propuesta.
El equipo técnico de los Centros de Protección de menores son los encargados, en la mayoría de los casos, de llevar a cabo la obligada valoración de las personas solicitantes, mediante un informe de aptitud, basado en entrevistas y visitas domiciliarias.
La Administración se encarga también, junto con los y las profesionales del Centro de Protección donde resida el o la menor, de seleccionar a aquellas familias que mejor respondan a las características y necesidades de cada menor, para llevar a cabo la asignación, así como elaborar un plan de acoplamiento.
Además, desde los Centros de Protección se encargan de realizar los informes de seguimiento de las familias colaboradoras.
Los y las profesionales de ACCAM se encargan de informar, apoyar, asesorar y acompañar a las familias antes y durante el proceso de colaboración, al igual que les ofrecen formación, también de forma previa a la colaboración y a lo largo de la misma, además de estar implicados en dar a conocer el recurso a través de campañas de sensibilización y difusión.
FORMACIÓN
El Programa de formación “Una familia para cada niño/a” tiene, entre otros objetivos, crear un espacio de apoyo para las familias colaboradoras que deseen compartir sus preocupaciones, inquietudes y dudas de la vida cotidiana con otras familias en su misma situación y que suponga a su vez un espacio de contención emocional.
Sugerir temas que puedan ser de interés para el grupo, cuando lo estimen conveniente, ya que se priorizarán siempre aquellos temas que surjan del interés de los asistentes.
Favorecer un espacio de cohesión grupal y autoayuda que sirva de red de apoyo para las familias que participen en los grupos.
Para ello contempla tres instrumentos de formación claramente diferenciados.
La Formación Inicial es aquella que obligatoriamente deben recibir las familias solicitantes (los dos miembros de la pareja en caso de no ser familia monoparental) antes del proceso de valoración, para la obtención de la idoneidad.
OBJETIVOS
Ayudar a las familias interesadas a adoptar decisiones, de forma responsable, sobre su proyecto de ser Familia Colaboradora.
Dar a conocer los requisitos y aspectos legales, psicológicos y socio-educativos que resultan esenciales a la hora de ser familia colaboradora.
Desarrollar un mayor autoconocimiento por parte de los participantes, reconociendo y valorando sus potencialidades, debilidades, emociones y características personales.
Crear sentimiento de pertenencia al Programa “Una familia para cada niño/a” y una red de apoyo entre las familias colaboradoras.
DESCRIPCIÓN
El curso de formación está estructurado en dos sesiones con una duración de una hora y media cada una, es decir, un total de tres.
Es imprescindible que reciban dicha formación todas las personas que convivan en el domicilio y sean mayores de edad. horas una.
Este programa formativo se llevará a cabo en forma de charlas, presenciales y online, en las ochos provincias andaluzas.
#COMPARTE
«Comparte tu tiempo, tu familia, tu hogar» es el título de la Campaña de la Asociación ACCAM para dar visibilidad a la figura de las Familias Colaboradoras destinada a acoger durante fines de semana y vacaciones con niños, niñas y adolescentes que viven en centros de protección de menores en Andalucía
TESTIMONIOS
- Jóvenes ex-tutelados/as
- Familias colaboradoras
- Educadores/as
DOCUMENTOS
RECURSOS
Preguntas frecuentes
Son personas o familias que se comprometen a compartir periodos de tiempo determinados (fines de semana, festivos, vacaciones, etc.) con una niña, niño o adolescente que reside en un centro de menores. La persona o familia según su situación decide qué tiempo puede comprometerse, siendo éste flexible (un día a la semana, uno o dos fines de semana al mes, etc.).
Sí, dicha convivencia puede ser en el domicilio familiar, o en el lugar donde transcurren las vacaciones de la familia.
No. Todos los perfiles son válidos y necesarios y se ajustan a las necesidades de cada menor. Por lo tanto, puede participar en el programa cualquier familia, ya sea formada por una sóla persona, parejas con o sin hijos, familias monoparentales, etc. En todo caso, el equipo de profesionales de la Junta de Andalucía a través de entrevistas, determinarán si vuestra familia es adecuada para ser colaboradora.
No es necesario tener un perfil profesional concreto, únicamente entusiasmo, ganas de brindar nuevas oportunidades al menor y un compromiso para contribuir al bienestar de éste/a.
Una vez se constituye como familia colaboradora desde la asociación obtendrá una formación inicial.
Permitir participar a los niños, niñas y adolescentes en actividades alternativas a las del centro de protección.
Proporcionarles un entorno donde puedan aprender a relacionarse y convivir en familia, así como dar a conocer otra realidad de relaciones afectivas positivas.
Establecer vínculos emocionales sanos con las personas o familia colaboradora, un aspecto clave en su desarrollo emocional, personal y social.
Ampliar su red de apoyo social para obtener mayores herramientas durante su crecimiento y posterior incorporación a la vida adulta independiente.
Se trata de menores con edad superior a los 7 años que residen en centros de protección y para quienes no se prevé a corto plazo otra alternativa familiar.
Viven en centros de protección porque han sido alejados de su ambiente familiar para protegerlos de situaciones de negligencia, abandono, violencia, etc., por parte de sus padres/madres o cuidadores.
Tener más de 25 años y no superar los 67 años.
Estabilidad económica y emocional.
No tener suspendida o haber sido privado de la patria potestad por sentencia judicial.
Certificado negativo de Delitos de Naturaleza Sexual.
No hay que hacer diferencias, y si tienes hijos/as biológicos propios, mucho menos. El único secreto es darles mucho cariño y un hogar en el que se sientan seguros.
Atención, apoyo y un cuidado más personalizado, ofreciendo la posibilidad de integrar al o la menor como un miembro más de la familia, y favoreciendo con ello su pleno desarrollo.
La ilusión de incorporar un miembro más al grupo familiar, sabiendo que se le está prestando una estabilidad y ayuda al niño o niña.
Desde ACCAM consideramos de gran importancia crear espacios donde las distintas familias colaboradoras puedan compartir experiencias, ampliar conocimientos y apoyarse mutuamente. Por ello, durante la formación de familias solicitantes invitamos a la participación de antiguas familias colaboradoras a que den su testimonio. Del mismo modo, se celebran distintos encuentros entre las familias y una formación continua.
Debe presentarse una solicitud que podrá recogerse en la Delegación Provincial para la Igualdad y Bienestar Social o en ACCAM. Tras entregar la documentación requerida, será obligatorio que el solicitante o solicitantes, cuando se trate de una pareja o matrimonio, acudan a un curso de formación y participen en el proceso de valoración de idoneidad.
El Equipo Técnico del Centro Residencial donde se encuentre el o la menor realiza un estudio detallado de la familia o persona que solicita ser familia colaboradora, con el fin de valorar su idoneidad o no para hacerse cargo de un/a menor. Este estudio consiste en una serie de entrevistas en las que se recoge información sobre su situación personal, sanitaria, motivaciones, capacidades educativas y medio social, además de realizarse al menos una visita al domicilio del/los solicitantes. Una vez valorada la idoneidad, ésta debe ser ratificada por la Entidad Pública.
Previo a ello hay una fase llamada “acoplamiento”, destinada a que el o la menor y la familia seleccionada puedan conocerse, adaptarse y acercarse mutuamente. En esta etapa, considerada de gran importancia, se trabajará la consolidación de la colaboración. Así, se inician unos primeros contactos (pasar unas horas juntos, un día completo, un fin de semana…), cuyo desarrollo y duración irá en función de las características del o la menor y la familia colaboradora.
Por seguimiento entendemos las actuaciones que se encaminan a comprobar el correcto funcionamiento de la colaboración y desarrollo del o la menor, así como, las actuaciones de ayuda, asesoramiento e intervención con la familia. Este seguimiento se puede desarrollar por medio de contacto telefónico, visitas domiciliarias o visitas en el propio Centro Residencial. También se considera seguimiento la asistencia a la formación contínua.
Para la correcta adaptación del o la menor y la familia, durante las fases de acoplamiento y seguimiento, el equipo técnico del Centro Residencial y los técnicos de ACCAM apoyarán a ambas partes en el proceso, contándose además con el respaldo de la Entidad Pública. No obstante, si llegan a surgir problemas que puedan perjudicar al o la menor o a la familia colaboradora, puede llegar a paralizarse.
Sí, ya que la familia colaboradora tiene la obligación de asegurar un correcto desarrollo integral del menor (físico, cognitivo y emocional) mientras esté con ella.
Deberá además colaborar con el Servicio de Protección de Menores y con el Centro Residencial del/la menor en el seguimiento del proceso, informando de cualquier incidencia en la convivencia que afecte al desarrollo del/la menor.
Formación (inicial y contínua) y apoyo técnico durante todo el tiempo que dure el proceso de colaboración.
Orientación y asesoramiento para facilitar la integración del/la menor en la familia.
Sí. La niña, el niño o adolescente tiene derecho a mantener contacto con su familia biológica y otras personas cercanas como amigos o vecinos. Por ello, y siempre que la entidad pública también lo recomiende, se deberán facilitar las relaciones con la familia de origen y familia extensa.
La persona o Familia Colaboradora debe disponer de recursos necesarios para asumir los gastos de alimentación, salud, vivienda, educación y otros mientras el/la menor se encuentre en su hogar.