ENTREVISTA
Hola, me llamo Mayenie, tengo 20 años y soy de Guinea-Conakri. Llegué a España con 16 a las costas de Granada. Al llegar, me dijeron que debía ir a un centro de menores pero mi idea era ir a Francia, donde se encontraba mi familia. Sin embargo, me informaron que, al ser menor, no podía hacer este viaje sola. Estuve en Granada sólo tres días; desde allí me cambiaron de centro a Sevilla, provincia en la que he estado hasta hoy. He vivido casi todo el tiempo en el centro San Antonio de Padua, en Villanueva del Ariscal (Sevilla).
¿Qué pensaste en tus primeros meses en el centro?
Al principio estaba triste, sobre todo porque no conocía nada de lo que me rodeaba, y también el tema del idioma, la documentación, creía que no iba a poder con todo…sólo quería irme. Aunque me recibieron muy bien, cuando vi las zonas comunes del centro, sobre todo los dormitorios, no me gustó nada. Estaba acostumbrada solo a compartir espacios sólo con mi familia inmediata y me pareció muy raro.
Sin embargo, los educadores del centro estuvieron hablando conmigo y me tranquilizaron. Me dijeron que iban a cuidar de mí y que iba a estar bien. Ayudó mucho que no perdiera en ningún momento el contacto con mi familia que, desde Francia, siempre estuvo informada; ellos también me animaban a que continuara.
Además, el hogar me ofreció la oportunidad de estudiar y para eso había venido, para educarme y tener un futuro mejor. Así que empecé en un centro de FP aprendiendo jardinería. De ahí pasé a hostelería que me gustó mucho más, y al terminar, yo misma hablé con mis educadores porque quería seguir formándome. Como sacaba muy buenas notas, me metí en el instituto y me fue muy bien.
Mientras me ayudaban, se fue creando el cariño con la gente de San Antonio, hasta el punto de que les dije a mi familia que quería quedarme con ellos porque estaba cada vez mejor. Mi familia lo entendió: me dijeron que, si estaba bien, se quedaban tranquilos. Incluso dieron las gracias a los profesionales del centro por su labor.
– En ocasiones, cumplir 18 años puede ser estresante para los chicos y chicas de los centros de menores. ¿Cómo viviste tu esa etapa?
Pues yo veía que la gente a mi alrededor estaba encantada de cumplir los 18, y yo, sin embargo, no me veía preparada para cumplirlos. Significaba salir del centro y muchos cambios que no quería afrontar. Pero gracias a las gestiones de San Antonio pude ir a otro recurso de mayoría de edad con una amiga. De ahí, fui a Bollullos de la Mitación (Sevilla) donde me encuentro, ahora, muy contenta.
¿Y ahora que estás haciendo? ¿Cuáles son tus sueños y proyectos?
Pues he terminado el grado medio de auxiliar de enfermería, otra área que también me interesaba mucho. Hice mis prácticas en el Hospital San Lázaro, y me encantó. Quiero acceder al grado técnico superior en radiodiagnóstico y de ahí, a mi sueño, que es llegar a ser enfermera, y ser completamente independiente. No descarto ir a Francia para ver a la familia, pero aquí estoy bien, muy feliz.